Zaragoza's fluvial port




Place: Zaragoza

Architectonic style: Romano

Period: Entre los siglos I y II d.C.

The navigability of the river Ebro allowed that during the Roman period when this port was constructed, and for some following centuries, the fluvial port of the city of Zaragoza turned into an important area of trading, receiving and exporting products and material both of the interior and of the coast. The extension of the port that remains is 286 meters, possessing in addition a big market for the exchange of goods.

Puerto fluvial de Zaragoza


Lugar: Zaragoza

Estilo Arquitectónico: Romano

Datación: Entre los siglos I y II d.C.

La navegabilidad del río Ebro permitió que durante el periodo romano en el que fue construido y durante algunos siglos siguientes el puerto fluvial de la ciudad de Zaragoza se convirtiese en un importante foco de comercio, recibiendo y exportando productos y material tanto del interior como de la costa.La extensión del puerto que se conserva es de 286 metros, contando además con un amplio mercado para el intercambio de bienes.

Mito de la creación de Roma.


Según la leyenda más famosa, la ciudad fue fundada por Rómulo y Remo, hermanos gemelos descendientes de Eneas, héroe troyano, y también de Marte, el dios de la guerra. Tras la guerra de Troya, Eneas se exilió
Tras la guerra de Troya buscando una nueva patria. El mar los llevó hasta el río Tiber donde tras la muerte de Eneas su hijo Lulo fundó una ciudad. Tras siglos despues, sus herederos se enfrentaron por el poder. Amulio destronó a Numitor, asesinó a sus hijos y mandó al celibato a su hija Rea Silvia. Pero Marte, engendró dos hijos con ella. Cuando Amulio se enteró mandó a una criada a a que abandonara a los recién nacidos y ésta los puso en una cesta en el rio Tíber. Tras esto, la cesta con los niños llegó a la orilla y una loba que acababa de perder su camada oyó los llantos de los bebés, los recogió y los crió. El jefe de los rebaños del rey, testigo del hecho, los confió a su esposa. A los dieciocho años los hermanos recibieron la revelación de su origen y decidieron fundar una ciudad, Roma, eligiendo para su emplazamiento el lugar en el que fueron salvados.
Cada uno, sin embargo, tenía sus preferencias y había imaginado su ciudad de una manera, así que optaron por consultar a los dioses sobre quién decidiría. Subieron a la entonces colina del Palatino, una de las siete colinas, donde Rómulo vio pasar seis buitres y Remo doce. Como Rómulo los había visto primero, trazó el primer perímetro de la ciudad con un arado tirado por bueyes y juró que mataría al que lo atravesara; Remo, enfadado, penetró en el recinto de su hermano y este, sin dudarlo, le clavó su espada. La fecha legendaria de la fundación de Roma se sitúa el 21 de abril del 753 a.C.

Marte, el dios romano de la guerra y la agricultura


En la mitología romana, Marte, en latín Mars, era el dios de la guerra, hijo de Júpiter en forma de flor y de Juno. Se le representaba como a un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado. El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos. Tuvo dos hijos con Venus: Fuga y Timor (respectivamente Deimos y Fobos para los griegos).
El nombre de Marte, proviene de la mitología griga, donde su homólogo se llamaba Ares. Marte reunía las siguientes virtudes:
Intrepidez belicosa, la temeridad ciega, el valor osado, el dios de la fuerza viril, el dios de la inspiración guerrera, el dios que conducía a la victoria a los ombrios, sabinos, latinos y romanos.
Era considerado como el padre de Rómulo y las tres divinidades tutelares de Roma eran Júpiter, Marte y Quirino.
Como dominios de Marte se consideraban los bosques misteriosos en el que habitaba el ave picamaderas.
Estaban consagrados a Marte, varios animales como el buey labrador, el caballo de batalla, los rebaños de carneros, y los puercos que se le inmolaban.
Por tanto en Roma, Marte tenía éstos significados que eran las siguientes:
El dios bélico, el dios de la guerra. Por otro el de la cultura y laboreo del campo. También era el dios de la Primavera, y la fecundación. Protector de la vida en los campos.
El arma que servía de símbolo a Marte guerrero, era la lanza sagrada de Marte, que figuraba en las ceremonias religiosas, desde Numa, y era honrado en las primeras fechas del año, como dios de la guerra, y la mujer de Marte es Nerio, diosa sabina, en los anales romanos, y también era el dios del rapto, que era la forma primitiva del matrimonio, y se recordaba con la fiesta, del rapto de las Sabinas, que se celebraba el 1 de Mayo.
En el campo de batalla se hacían varios sacrificios a Marte y en su nombre, se hacía la distribución de recompensas militares.
A Marte, también se le consagraba parte, del botín de guerra, y de las armas, con que se había peleado.
Marte, poco a poco se convirtió en tutelar, de todos los ejercitos guerreros:
Fué el dios de los soldados y el dios de los gladiadores.

Mosaic


Name: September mosaic.


Techniques and materials: ceramic tiling parts.


When was found: XII century.


Where was found: It was found in Villa Fortunatus, Fraga


Dimensiones: 0.54.0.58


Description: Mosaic belonging to a calendar of rural life. There is a horse and a thistle to represent the month of September.


Temática: Agricultural calendar


Dónde se exhibe ahora: Zaragoza museum

Mosaico


Nombre: Mosaico de Septiembre.


Material y técnica: Teselado de piezas de cerámica.


Cuando fue encontrado: En el siglo XII.


nde fue encontrado: Fue encontrado en la Villa Fortunatus, actual Fraga.


Dimensiones: 0.54.0.58


Descripción: Mosaico perteneciente a un calendario de la vida rural. Hay un caballo y un cardo que representan el mes de Septiembre.


Temática: Calendario agrícola.


Dónde se exhibe ahora: En el museo de Zaragoza.

Mito de la lucha de Ares y Hefesto por Afrodita.


Ares y Hefeto eran hijos de Zeus y Hera, dios y diosa del cielo, respectivamente.
Tras el nacimiento de Ares, el cual tenía un cuerpo precioso y una belleza innata, Hera, su madre, se decide a hacerle el mejor regalo posible por su nacimiento. La tarea de buscar el regalo preciso, es encomendada a Hermes, medio hermano de Ares.
En parte por su lealtad a Zeus, y también en parte por maldad,Hermes llevó finalmente al Olimpo a Afrodita, la encantadora diosa del amor y el deseo, que acababa de surgir del mar. Su belleza y su gracia hacían que fuera un tributo apropiado para el nuevo niño. La propensión de esta para generar estragos era un tributo igualmente adecuado aunque, al principio, tan solo Hermes sabía esto.
Durante la celebración de la fiesta de cumpleaños de Ares, Hermes dejó que Ares viera a la bella Afrodita y, aunque era sólo un niño, respondió con las señales inconfundibles de la más desnuda lujuria. En ese mismo momento, Hera se acordó de repente de Hefesto, su otro hijo que había estado viviendo bajo el mar, en el reino de Tetis, diosa del mar. En la fiesta, Tetis lucía un broche exquisito, y Hera, que lo codiciaba, exigió conocer a su creador. Con cierta renuencia, Tetis llamó a Hefesto al Olimpo. De esa forma, madre e hijo se vieron frente a frente por primera vez desde que el hijo fuera expulsado del cielo. Debido a que deseaba los tesoros que solo él era capaz de crear, Hera invitó a Hefesto a permanecer en el Olimpo. Después le preguntó qué deseaba como regalo para sellar esta reunión largo tiempo pospuesta, entre el hijo ofendido y la madre desconsiderada.
Tras ver el regalo que le habían dado a su hermano Ares, Hefesto no se lo pensó, y pidió a Afrodita como regalo. Aunque Zeus protestó al principio ante aquella mala combinación, Hera hizo caso omiso a su protesta; su devoción se había trasladado de Ares, el apuesto dios de la guerra, al inválido dios artesano capaz de hacer tantas cosas bellas.
En consecuencia, a Hefesto le otorgaron como regalo a Afrodita, mientras que su hermano Ares, traicionado, se arrastraba por el suelo gimiendo de odio y de rabia. Zeus se quedó mirando este hermoso niño cuyo corazón estaba volviéndose tan deforme como el cuerpo de su hermano, debido al dolor y la decepción. En un rapto de disgusto, Zeus gritó: «¡Odio! ¡Discordia! ¡Violencia! ¡Esos serán tus derechos de nacimiento! ¿Para qué otra cosa sirves?». Después de esto, salió apresuradamente del salón. El taimado Hermes se acercó entonces a consolar al airado niño que, de repente, exigió furiosamente que quería la tierra como derecho de nacimiento. Pacientemente, Hermes le explicó que la tierra no podía ser propiedad de ningún dios; que se pertenecía a sí misma. Pero Ares no estaba dispuesto a tolerar una nueva decepción. El joven dios de la guerra juró por la laguna Estigia que si le daban la tierra a algún otro lo desgarraría, lo mordería y lo cortaría en pedazos. Hermes lo oía y pensaba en quién pertenecería la tierra algún día. Pues en esta aurora del gobierno de los dioses la humanidad no había sido creada todavía.